Colisiones de asteroides permiten conocer historia de los planetas

-

Ofrece Jaime Urrutia conferencia magistral en la Cátedra “Julio Cortázar”

La última extinción masiva de especies en la Tierra ocurrió por la colisión de un asteroide en la península de Yucatán, que se evidencia en el cráter de Chicxulub, una zona que ha sido estudiada por el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, quien compartió los resultados de sus trabajos durante una conferencia magistral, como parte de las actividades de la Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar” en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).

 

En el auditorio Enrique Díaz de León del plantel, el también presidente de la Academia Mexicana de Ciencias presentó la ponencia “Impacto Chicxulub y extinción de los dinosaurios”, en la que explicó que los cráteres son ocasionados por la colisión de asteroides, que forman parte de la evolución de los planetas y satélites naturales.

 

Junto con los cráteres de Sadbury (Canadá) y de Vredefort (Sudáfrica), Chicxulub es uno de los tres más importantes del mundo, pues no sólo es el que mejor se preserva, sino que también es el vestigio de la bola de fuego que acabó con los dinosaurios y la nube de polvo que impidió que llegara la luz del Sol, que provocó el enfriamiento del planeta y el bloqueo de la fotosíntesis de las plantas.

 

“La estimación de la temperatura del impacto es de 5 mil grados centígrados, la misma que hay en la corona solar; la energía cinética del impacto fue enorme, éste afectó los sistemas de soporte de vida en el planeta: la atmósfera, los océanos, el clima. Fue la última extinción masiva en los últimos 640 millones de años”.

 

Justificó que el proceso natural de toda especie es la extinción; en el caso de los dinosaurios, que lograron evolucionar por 165 millones de años, desaparecieron masivamente tras el evento.

 

En la Tierra existen menos de 200 cráteres de impacto, mucho menos que en la Luna; la diferencia es que en el planeta hay procesos dinámicos que están reparando la superficie, como la erosión, que los reduce a planicies.

 

El cráter de Chicxulub es el más grande del mundo y en el que durante tres décadas el investigador y su equipo han analizado por medio de excavaciones para analizar las capas geológicas que evidencian el impacto.

 

“El estudio de los cráteres proporcionan muchos datos. Zonas que tienen alta densidad de cráteres son viejas, los que tienen menos no tanto –compartió Urrutia Fucugauchi–. En el caso de las caras de la Luna, la que no es visible desde la Tierra tiene más impactos”.

 

Destacó que las colisiones de asteroides son fenómenos astronómicos fundamentales para la creación de los astros, ya que la condensación del polvo espacial forma los planetas, estrellas y sistemas solares.

 

Los cráteres forman parte de la evolución de los planetas y satélites, y los ejemplos más comunes son los que hay en la Luna, que se aprecian a simple vista; el más grande que ahí se encuentra mide 2 mil 500 kilómetros de diámetro, señaló.

 

Urrutia Fucugauchi y su equipo continúan con los estudios en torno al cráter de la península, pues aún existen incógnitas en torno a la catástrofe, como tener certeza sobre la secuencia de extinción de las especies, cómo reaccionaron los ecosistemas y cómo fue que especies tan frágiles como las aves no se extinguieron, e incluso dominaron la Tierra por 10 millones de años más.

 

La presentación fue presidida por el director de la División de Estudios Científicos y Tecnológicos del Centro Universitario de los Valles (CUValles), José Rosas Elguera.

 

 

A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 9 de marzo de 2017


 

Texto: Ivan Serrano Jauregui
Fotografía: 
Fernanda Velázquez/ Claudia Castillo